Volver a ser un niño
"Pintar como los pintores del Renacimiento me llevó varios años, aprender a pintar como los niños me ha costado toda la vida" Pablo Ruiz Picasso.
Las cosas que parecen más sencillas son, a veces, las más difíciles de hacer. Lo más natural, lo que surge espontáneamente del interior va siendo acallado por las vivencias, las precauciones y los prejuicios. Quizás es esa estúpida manía de analizar los pros y los contras, de medir y pesar las acciones y las emociones. Cuando se es niño todo es más facil. La felicidad esta al alcance de la mano. Un baño en la piscina, un polo de limón, la playa, una coca-cola, la sonrisa del amigo, ir a ver a los primos... o el más sublime placer del mundo: mañana tampoco hay cole. Las emociones a flor de piel, porque sí, sin más. Con la sanísima ingenuidad del que ignora la maldad, la hipocresía y el dolor.
Disfrutar de lo simple, vivir cada momento sin pensar en el después, como si el mañana no existiera. Reir todas las risas, llorar todas las lágrimas, la vida entera en cada instante. El presente como todo, sin esperas, sin promesas, sin deudas. Redescubrir (porque siempre ha estado ahí) el valor de lo más elemental, la vida. Y conseguir que el niño que fuí pudiera sonreir del adulto que soy.