Abrir los ojos
Saber que lugar ocupan las cosas es complicado. Para cada uno sus preocupaciones son tan importantes que parecemos olvidar que fuera la vida sigue. No nos es fácil comprender cuál es la importancia absoluta de nuestros problemas y todo parece entrar en el mismo saco. La enfermedad, los desengaños, el dolor físico, las desilusiones y hasta las más mínimas frustraciones. Lo elegido por uno mismo y lo sobrevenido se mezclan en una maraña en que la racionalidad parece estar ausente. Quizás uno debería darse cuenta de que algunas de nuestras desgracias son consecuencia lógica de las própias elecciones, mientras otras no. Separar lo esencial de lo accesorio, abrir los ojos y ser consciente de por qué cosas vale la pena luchar o llorar y por cuales no. Vivir la vida únicamente en primera persona del singular, o entender que a veces es necesario seguir conjugando los verbos. He perdido mi gotita de rocío, le dice la flor al cielo de la mañana que ha perdido todas sus estrellas*.

- Mi querido Adso... ¿Conoces algún lugar en este mundo en el que Dios se haya sentido alguna vez a gusto?"
Umberto Eco "El Nombre de la Rosa"
* "Bienaventurados los que no esperan nada, porque nunca serán defraudados" o más bien "cuanto mas se agacha uno, más se le ve el culo" que diría Amparito Nuez
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