El Lobo Estepario

Tienes razón, Lobo Estepario, mil veces razón, y a pesar de todo debes desaparecer. Quien quiera vivir en la actualidad y sentirse contento con su vida, no puede ser una persona como tu o como yo. Quien exige música en lugar de ruido, alegría en lugar de diversión, alma en lugar de dinero, trabajo verdadero en lugar de ocupación, pasión autentica en lugar de jugueteo... para él este mundo no es un bonito hogar. Hermann Hesse, "El Lobo Estepario"

domingo, diciembre 24, 2006

Tantas cosas que te diría...

Esos ojos tan azules, antaño llenos de vida me miran hoy con una mezcla de perplejidad y de súplica. Todavía estas aquí, pero de alguna manera, ya hemos empezado a despedirnos. Tu aún sabes quien soy, pero tu memoria de toda una vida ha sido atrozmente devorada por la enfermedad. Pero quiero decirte que yo sí que recuerdo cada instante, cada sonrisa, cada caricia, cada palabra de ánimo . Recuerdo el perfume de tu ropa, la suavidad de tus manos, el cariño con que siempre me encontraba mis cosas listas y ordenadas. Recuerdo tu sonrisa a la salida del colegio y esa sensación, nunca repetida, de que contigo estaba a salvo de todo.

También recuerdo conversaciones interminables, con encuentros y desencuentros, con cesiones y empecinamientos, con argumentos y sentimientos. Recuerdo lo que era tu voz en el telefono cuando uno esta a miles de kilómetros de su hogar. Recuerdo que siempre me animaste a luchar por hacer realidad mis sueños. Siempre conseguiste hacerme sentir que era un ser humano especial, alguien esperado y deseado por quien habian valido la pena muchos sacrificios.

Solo quería decirte que este silencio no es el final, que la memoria de lo vivido es lo único que nunca le podrán quitar a uno. Que encontraré muchos motivos para ser inmensamente feliz, pero siempre me faltarás tú. Y que allá donde yo esté, sé que tú estarás conmigo. Feliz Navidad, Mamá.

martes, diciembre 19, 2006

Utopías

No nos define sólo lo que somos ahora, sino también aquello que fuimos y lo que anhelamos ser. Las utopías personales e intransferibles, esos sueños del ayer, pueden ser la esperanza de hoy y parte de la realidad del mañana. El que interpreta todo lo que sucede únicamente en términos de lo que ya pasó está condenado a repetir una y otra vez las mismas acciones. Solo es verdaderamente libre quien se condece el lujo de dejarse sorprender por la vida. Tal vez no sucederá de la manera más sencilla, ni siquiera de forma inmediata, pero hasta la más larga travesía comienza con un simple paso. Y esa es la inexplicable certeza del utópico, que el ideal no es un destino, sino un camino. Lo importante no es sólo lo que consigues, sino cómo lo intentas. Quizás es por ello que las cosas más estupendas siempre les suceden a aquellos que creen que nada es demasiado maravilloso para ser cierto.


Cómo voy a creer
- dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías
cómo voy a creer que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza
cómo voy a creer
- dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea
cómo voy a creer que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada
cómo voy a creer
- dijo el fulano
que tu cuerpo - mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer
mengana austral
que sos tan sólo lo que miro acaricio o penetro
cómo voy a creer
- dijo el fulano
que la utopía ya no existe
si vos - mengana dulce
osada - eterna
si vos - sos mi utopía.

Mario Benedetti

lunes, diciembre 04, 2006

Otro cielo


Dicen que lo bueno es enemigo de lo mejor, y a veces es cierto. Cuanto tiempo pasamos en la vida pensando en porqué los ingredientes perfectos no dan el resultado soñado. ¿Qué ha fallado?, ¿tendria que haber hecho las cosas de otra manera?, ¿tendria que haber hablado más claro o quizás callarme alguna de las cosas que dije?. Y puede que uno llegue a la extraña conclusión de que nada de lo que sucedió fué debido a la maldad o a la estupidez. Que todo eran buenas intenciones y que esa sensación de vacío era y es inexplicable. Que no hay culpables ni reproches. Solo la perplejidad de ver que la soñada pieza perfecta no es de tu puzzle. La extrañeza de un cielo que no es el tuyo.


No existe esponja para lavar el cielo
pero aunque pudieras enjabonarlo
y luego echarle baldes y baldes de mar
y colgarlo al sol para que se seque
siempre te faltaría un pájaro en silencio

no existen métodos para tocar el cielo
pero aunque te estiraras como una palma
y lograras rozarlo en tus delirios
y supieras por fin cómo es al tacto
siempre te faltaría la nube de algodón

no existe un puente para cruzar el cielo
pero aunque consiguieras llegar a la otra orilla
a fuerza de memoria y pronósticos
y comprobaras que no es tan difícil
siempre te faltaría el pino del crepúsculo

eso porque se trata de un cielo que no es tuyo
aunque sea impetuoso y desgarrado
en cambio cuando llegues al que te pertenece
no lo querrás lavar ni tocar ni cruzar
pero estarán el pájaro y la nube y el pino.

Mario Benedetti


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