Estrellas en la noche
Uno de los mayores regalos que reciben los seres humanos es poder contemplar el cielo nocturno. Oscuridad plagada de pequeños puntitos luminosos. Cada uno de ellos estimula nuestra imaginación: otro mundo desconocido, otra historia, un escenario nuevo lleno de sorpresas que quizás esté habitado, la evidencia de que no lo sabemos todo ni lo conocemos todo. En otras palabras, la puerta a un sentimiento nuevo, a una esperanza nueva, a la renovación contínua, al nunca es tarde.
La vida diaria, la lucha, los sinsabores, hacen llegar malos momentos que le hacen pensar a uno que "no hay nada nuevo bajo el sol", que uno ya sabe como son las cosas y que no hay una lugar para el sueño, el ideal. Lo que ves es lo que hay, resignate, no seas ingenuo. Más vale malo conocido que bueno por conocer. Lo que soñaste era una estupidez.
Y en parte es cierto, porque el sol ciega los ojos. Pero llega la noche, y esos puntitos aparecen de nuevo, como recordandote "no lo sabes todo, no des nada por sentado antes de tiempo. No te limites por lo que has vivido. Espera el milagro. Nada es demasiado maravilloso para ser cierto". Quizás el sentido de todo esto es luchar desesperadamente porque esas estrellitas unicas, personales e intransferibles nunca se apaguen. Y tu me entiendes, verdad?
"No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otraHermann Hesse
cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de
ellos contra el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos."
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