Tú nunca caminarás solo
La enfermedad de un ser querido es algo especialmente doloroso. La muerte física es el punto y final de un largo camino en que la persona va perdiendo sus dos cosas más preciadas: la capacidad de valerse por sí mismo y su propia identidad, ese único cruce de caminos que hace a cada ser humano genuino e irrepetible. Cómo aquilatar esa sensación de pérdida, de vacío, de quebranto, de desgarro de un pedacito del alma que se va para siempre. Cómo no recordar cada momento pasado juntos. Cómo decirle a esa persona que ha sido un estallido de color en un mundo gris que ya nada volverá a ser igual. Llegarán nuevas personas, nuevas amistades y nuevas vivencias. El corazón es como un gran teatro lleno de butacas. Unos vienen y otros se van. Unos se sientan muy cerquita y otros en la última fila. Volverán a oírse risas y aplausos, felicidad, pero hay butacas que quedarán vacías. ¿O no?, pues algo del ser querido queda para siempre en nosotros y viceversa. Tú nunca caminarás solo, me solías decir, porque yo formo parte de ti. Y es verdad, el espíritu de los que se van permanece en el corazón de los que se quedan.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home