Nunca habia sido un tipo particularmente inteligente. Bueno, podriamos discutir esto último. Si brillantez es sacar el máximo rendimiento del mínimo esfuerzo, olvidando todo lo que podria haber conseguido de otra manera, era inteligente y mucho. Y no es que sus opiniones fueran descabelladas ni su corazón inerte. Todo lo contrario. Solo que su sensatez y sus afectos eran mas bien volubles, cambiantes, intermitentes. No sólo las lealtades, los principios, los temores, los sueños, sino hasta los más nimios pasatiempos eran únicamente elementos ajustables a su última pasión (real o virtual). Ni siquiera me molestó que su capacidad de generar conflictos fuera comparable a la facilidad para olvidar quién le habia sacado de ellos. Pero reescribir el pasado al dictado de las nuevas órdenes es faltar a la memoria de los que estuvimos allí. Y así son algunos imbeciles. Huir hacia adelante. El pasado reinterpretado como excusa del presente y salvaguarda del futuro. Agradecimiento fugaz y rencor eterno. Y es que la generosidad no es mas que un lujo que algunos no pueden pagarse.
No quiero demonizar al imbécil, porque en su pecado reside también su castigo. El hombre mediocre, en realidad, no es un tipo ruin, ni maldito, ni hijo de una gran puta. Es un pobre diablo. Pero tiene algo sin embargo que lo convierte en maléfico: nos obliga a optar entre ser hipócritas y sonreirle la gracia, o ser mal educados y mandarlo a la mierda. No nos deja la posibilidad de salir airosos de su discurso vulgar y repetitivo. Nos pone entre la espada del careteo y la pared de la violencia.
Hernán Casciari, en «¿Me puede repetir la pregunta?»
P.D. Gracias por la cita a mi amigo Eru.
2 Comments:
esto...¿puedo pedir el comodín del público?
hay señor.. que voy a hacer contigo, desfa... Mira que me conoces poco...
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